Debate Abinader-Guido

En nuestro país no hay cultura de debate político entre candidatos o precandidatos presidenciales, como se estila en Europa, Estados Unidos, Brasil, Perú y otros países de la región. Debía ser un requisito, establecido en nuestras normas jurídicas electorales, que los aspirantes presidenciales dominicanos confronten ideas y ejes cardinales de sus respectivas propuestas gubernamentales para beneficio del electorado.

Una campaña electoral no puede estar basada en el que tenga más dinero para pagar publicidad y repartir asistencias y prebendas, porque eso es estimular el clientelismo político, sin que los electores, en una población de baja escolaridad como la nuestra, tengan la oportunidad de optar por las mejores ofertas al momento de sufragar. La clase política dominicana debía contribuir a concienciar al electorado y una manera de hacerlo es presentando candidatos con formación académica, transparentes moralmente y con un concepto claro de lo que harían en caso de resultar electos.

Se sabe que el presidente de la República, mi amigo y hermano Luis Rodolfo Abinader Corona, optaría por un segundo mandato de cuatro años, en el hipotético caso de ser escogido en las primarias de octubre que celebraría el Partido Revolucionario Moderno, bajo la organización de la Junta Central Electoral. Si el PRM selecciona a Luis Abinader, la Constitución no le impide encabezar la boleta electoral de esa entidad política. Y él es un hombre que gusta confrontar ideas.

Se recuerda que para las primarias de 2015 y de 2019, celebradas en el PRM, retó las dos veces al ingeniero Hipólito Mejía. El ex presidente de la República, período 2000-2004, subestimó al hoy jefe de Estado y cometió el error de no acudir al debate. ¿Cuál fue la consecuencia? Hipólito perdió 80 a 20 los dos procesos comiciales internos. Luis Abinader es un político muy astuto y, basado en la experiencia positiva que tuvo con Hipólito, llamó a debate también a Gonzalo Castillo, el candidato presidencial del PLD en la contienda de 2020. Gonzalo desaprovechó la oportunidad de exhibir su retórica y esa razón pudo costarle el triunfo en el certamen.

Si nos trasladamos un poco más atrás, podemos recordar que Leonel Fernández retó a debate al doctor Peña Gómez para la segunda ronda electoral celebrada a finales de junio de 1996. El candidato del PRD se negó a debatir con el del Frente Patriótico y los cómputos resultaron favorables a este último.

Guido Gómez Mazara participaría en las primarias de octubre del PRM para disputar la candidatura presidencial al actual jefe de Estado y en varias ocasiones ha pedido a su competencia a debatir los temas de la agenda nacional. Los temas serían políticas económicas gubernamentales, deuda externa, costo de la canasta familiar, seguridad ciudadana, política migratoria, Alianzas Público-privadas, fideicomisos públicos, transparencia, corrupción pública, salud, educación, energía, transporte, agua, viviendas, seguridad ciudadana, política exterior, perfil de los funcionarios, empleo para los perremeístas, entre otros.

La experiencia indica que el presidente de la República es un hombre que no evade debates de carácter electoral, por lo que se colige que esa confrontación democrática, de la cual la población se nutriría bastante, en término educativo y político, sería un hecho. Gómez Mazara ofrece la ventaja de que el aspirante a la reelección escoja el día, la hora y el lugar. Inclusive llega más lejos: permitiría que el también primer mandatario y empresario haga uso del teleprompter, que, según se supo en fuentes palaciegas, es uno de los requisitos que exigiría Abinader.

Se supo que el debate electoral, con miras a las primarias del PRM, sería en el mes de julio. Para tales fines algunos directores de medios de comunicación social aprueban su participación en calidad de mediadores.

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Ozema Méndez

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