Por: José Cáceres
Santiago Rosa, experto en aviación civil, hizo un ferviente llamado al Tribunal Constitucional y al Congreso Nacional para que no aprueben el acuerdo de Cielo Abierto, ya que pudiera ser lesivo para los intereses nacionales y pudiera hacer colapsar el sector de la aviación en la República Dominicana.
Adelantó que estará en la postura de someter un recurso (observaciones) ante instancias competentes para evitar que eso se concretice. “Se ha puesto la carreta delante de los bueyes, no hay reciprocidad en el mismo”, enfatizó.
“Lo ideal era buscar las opiniones de los técnicos reales de la aviación antes de firmar ese acuerdo”, arguyó.
Reveló que la cereza a la limonada la ponen dos aspectos: “La línea áreas de Estados Unidos paguen las tasas en pesos dominicanos y eso significará una lesión al gobierno y a las instituciones que tienen la necesidad de resguardar la seguridad nacional y por otro lado, desea escuchar las opiniones de los aeropuertos privados porque las líneas aéreas de USA se puedan su propio servicio en tierra”.
Manifestó que el presidente Luis Abinader fue oportunamente advertido sobre el derrotero que estaba tomando la aviación civil de la República Dominicana y él puso esa aviación en manos inexpertas.
“Estos lodos son consecuencias de aquellos polvos”, dijo Rosa. Subrayó que se percibe que ese acuerdo solo busca beneficiar a la línea área Arajet y ese es el sentir de muchos empresarios del sector.
Expresó que el acuerdo se llama el Acuerdo de Servicios Aéreos que ahora le den una modalidad que le llaman “cielo abierto”, es a partir de los pacten los gobiernos que lo firmen.
Rosa se preguntó el por qué estuvo presente en la firma de este acuerdo el Ministerio de Turismo, que tiene un asiento en la Junta de Aviación Civil, sin embargo, para ese tipo de convenio de cielo abierto, lo debió firmar la Junta de Aviación Civil o el Ministerio de Relaciones Exteriores.
“Habría que preguntarle al protocolo del Estado cual fue el criterio para que eso sucediera”, subrayó.
Adujo que todo parte a través del Convenio de Chicago, que se firmó como acta constitutiva del 7 de diciembre de 1944, allí se propició un acuerdo de entendimiento y amistad entre todas las naciones. Ese convenio está complementado por 19 anexos.
“Los que nos preocupa a todos los técnicos y aún a los empresarios del sector es la opacidad con que se ha manejado este tema. A la fecha, los que tenemos el acuerdo lo hemos buscado por fuera, no por la parte oficial, eso se debió buscar un consenso y que no fuera un contrato de sumisión de una de las partes”, añadió.
Sostuvo que para la firma de ese acuerdo de “cielo abierto” no se buscó un consenso amplio con todos los actores del sector, que son los siguientes: “las autoridades de aviación civil, los prestadores de servicios, los usuarios, como son el dueño de la línea, el piloto y el taxista que lleva a uno al aeropuerto”.
“Hemos percibido que en esa mesa de negociación de los dos Estado donde solo se puso sobre la mesa los intereses de una de las partes y eso no está bien. Decir consenso no es unanimidad, pero tampoco significa imposición de una de las partes”, agregó.
Acotó Rosa que no es opuesto a ese tipo de negociación, ya que es partidario de las relaciones entre los Estados deben estar sujeto a reglas claras y equitativas”.
Comentó el experto en aviación civil que este tipo de actividad no debería de verse influida por otros intereses que no sea el de la seguridad y la eficiencia de las operaciones.
“Lo que quiero decir es que ese acuerdo es muy beneficioso, de alguna manera, para la parte de norteamericana y entraña cierto niveles de riesgos para la industria de la aviación civil de la República Dominicana”, recalcó.
Exclamó que en el país hay establecidos desde varias décadas atrás de la aviación civil que trabajan en el país, si esos operadores con pandemia o ciclones, siempre estarán prestando servicios, si el sector colapsa, se perdería cientos de empleos entre pilotos, azafatas, mecánicos y todo lo agrupa la industria de la aviación civil.
“Tenemos ese riesgo de que pierden muchas plazas de trabajo y es lamentable decirlo, la vocación del operador aéreo internacional es la de hacer negocios y no va a permitir, bajo ninguna coyuntura, si no le representa beneficios se quedará en el país”, narró.
Recordó que en el pasado por una huelga de una línea aérea local tuvo problemas y por poco el país se iba a quedar incomunicado a nivel internacional.
Indicó Rosa si hay un interés sano de fomentar la aviación civil, porque no se involucraron todos los sectores antes de firmar ese acuerdo y hoy todos estuviesen celebrando el mismo, no haciendo críticas justas, desde su punto de vista.
Sobre la baja de los pasajes aéreos
Afirmó que los tickets aéreos están gravados por una serie de impuestos que son inflexibles, como son la tasa aeronáutica, la tasa aeroportuaria, el impuesto de salida y por el otro lado, la competitividad de una línea aérea sus márgenes de ganancias son pocos, el costo del combustible y el pago del personal calificado.
“Desearíamos que fuese así, pero no veo que la firma de acuerdo de cielo abierto, entre la República Dominicana y Estados Unidos, vaya a impactar en la rebaja de los boleteros aéreos”, comentó Santiago Rosa.
Y abundó: “los operadores norteamericanos tienen algún respaldo de sus gobiernos, ya que el combustible que compra es más barato, el financiamiento de equipos de aeronaves de última generación, también no tiene el mismo costo como lo pagan los dueños dominicanos, que tienen que pagar impuestos por el combustible, ad-valorem, el itbis y en cualesquiera operaciones de algún equipo tiene pagar impuestos al fisco”.
Dijo que la Ley de Aviación Civil del país contempla un incentivo y en algún momento se hizo un desmonte de un 50 por ciento del ad-valorem del combustible, pero los empresariados tienen que lidiar con todos esos aspectos mientras que otras empresas en el exterior lo tienen resuelto eso.
“En Estados Unidos los empresarios compran aviones con volúmenes y los combustibles lo comprar anualmente, pero nuestros empresarios nacionales tienen que hacer magias para poder comprar dos o tres aviones”, enfatizó.
Reveló que cuando el país se vió en riesgo de perder la categoría, en meses pasados, empresarios se vieron tentados a devolver compras de aviones contratadas y estaban pensando seriamente devolverlas, porque la Aviación de Estados Unidos no les permitía inscribir nuevas aeronaves y nuevas tripulaciones.
Precisó que el Departamento de Transportación de Estados Unidos, que es el equivalente a la Junta de Aviación Civil en el país, este acuerdo de Cielo Abierto no estable la misma reciprocidad de que cualquier línea aérea postulada por Estados Unidos pueda operar en el país bajo los beneficios del acuerdo firmado recientemente.
“Hay liberalidades como son las libertades del aire, que contempla el Convenio de Chicago como son el derecho a aterrizaje, de volar, de abastecerse de combustible, la quinta y séptima libertades que lo permiten”, dijo.